La Unión Europea ha decidido dar un giro inesperado en su camino hacia la descarbonización. Si bien la prohibición de los motores de combustión interna estaba prevista para 2035, ahora se ha añadido una excepción que permitirá su venta si funcionan con combustibles sintéticos y neutros en emisiones de carbono. Este cambio en la norma es resultado de la influencia ejercida por Alemania, Italia y otros países europeos.
En el siguiente vídeo, Juan Francisco Calero nos cuenta todos los detalles sobre esta excepción y cómo afectará al futuro de la movilidad en Europa.
Los combustibles sintéticos permitidos serán fabricados a partir de energías renovables y mediante la captura de CO2 de la atmósfera. Este proceso promete ser más sostenible y limpio que el uso de combustibles fósiles tradicionales. La minería de hidrógeno y la producción de energía renovable serán fundamentales en la elaboración de estos combustibles.
A partir de 2035, los motores nuevos solo podrán funcionar con combustibles sintéticos y deberán incorporar sistemas de inducción que impidan su arranque si se utilizan combustibles tradicionales. Aunque esta medida es técnicamente fácil de implementar, también será fácil de eludir.

Esta normativa favorece a la industria automotriz en Alemania e Italia, como Porsche y Ferrari, permitiendo la continuidad de la fabricación de motores de combustión interna, aunque solo sea con el uso de combustibles sintéticos más sostenibles y limpios.
El último punto a destacar es el debate en torno a la normativa Euro 7, prevista para entrar en vigor en 2025. La aparición de tecnologías como los combustibles sintéticos ha generado un fuerte debate sobre si realmente se debe aplicar esta normativa restrictiva en cuanto a emisiones o si se debe dar más espacio a estas tecnologías emergentes.
El futuro de la movilidad es incierto y está en constante evolución. Lo que sí es seguro es que será más limpio y sostenible, ya sea a través de vehículos eléctricos, de hidrógeno o de combustibles sintéticos. Lo importante es que se siga investigando y desarrollando tecnologías que ayuden a reducir las emisiones y a combatir el cambio climático.
La lucha de intereses entre diferentes países y empresas, y cómo la política y la economía influyen en las decisiones sobre el futuro de la movilidad, es un ejemplo claro de cómo el mundo avanza hacia un futuro más verde y sostenible. En este escenario, países como Francia apuestan por la electrificación y el hidrógeno, mientras que Alemania e Italia defienden la continuidad de los motores de combustión interna, pero con tecnologías más limpias y sostenibles, como los combustibles sintéticos.
La movilidad del futuro será un proceso en constante cambio y adaptación, donde la innovación y la investigación serán clave para garantizar una transición exitosa hacia un mundo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.